Las sensaciones a la hora de dar el pistoletazo de salida a un nuevo proyecto, en forma de blog, son muy singulares. Con el primer “post” , el engranaje de la creatividad literaria empieza a viajar desmesuradamente por escenarios que, estando aún por venir, ya se representan imaginados en la mente.
No es mi primer blog. No soy novato en este menester. Ahora bien, con este nuevo proyecto pretendo sistematizar todo aquello que he aprendido con los años, procurando crear un cuaderno de bitácoras que reorganice i reflexione sobre todo el contenido de mi macuto existencial.
Escribo para compartir. Mi prosa y poesía pretenden reflejar mundos vividos o imaginados desde la óptica de la madurez. Opino que es bueno compartir todo lo que es susceptible de reflexión. Todo lo que puede entretener, producir placer y provocar que la indiferencia no invada nuestra existencia. También, por supuesto escribo como terapia. Como una necesidad vital de comprender el mundo que nos ha tocado vivir.
No pretendo hallar respuestas que nunca encontraré. No es mi intención perder el tiempo en ello. Mi masoquismo no llega a tanto. Pero, por medio de la escritura, seguramente, me sentiré más libre.
Crear y compartir, evidentemente, es de las cosas más saludables que podemos ejercitar en el incomprensible y misterioso escenario de eso que llamamos vida.
Así pues, aquí os presento EL CUADERNO FURTIVO. Cuaderno, por su carácter recopilatorio. Y furtivo, por su halo de clandestinidad, sana desobediencia, deliberación, nocturnidad y alevosía.
De antemano, gracias a tod@s por pasar por este cuaderno de realidades y sueños compartidos.
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